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NHK, la organización de radiodifusión pública de Japón, en colaboración con expertos en enfermedades infecciosas, realizó recientemente un experimento para demostrar la rapidez con que el COVID-19 y otros virus pueden propagarse en un buffet a bordo de un crucero o en un restaurante. La red publicó un video del experimento que se ha vuelto viral.

NHK realizó un experimento para ver cómo se propagan los gérmenes en un buffet de cruceros.
Aplicaron pintura fluorescente en las manos de 1 persona y luego hicieron que un grupo de 10 personas cenara.
En 30 minutos, la pintura se había transferido a cada individuo y estaba en las caras de 3.

El experimento recreó un escenario de buffet común en la industria de viajes. Se les pidió a diez participantes que se sirvieran de una exhibición que presentaba varios platos fríos y calientes, así como opciones de bebidas. 

Se aplicó pintura fluorescente invisible, identificable solo bajo una luz negra, en la palma de una persona. Esa persona representaba a una persona “infectada” que había tosido en su mano. La pintura representaba el virus.

Todos los participantes pudieron disfrutar del buffet libremente durante 30 minutos.

Luego, la habitación se oscureció. Bajo la luz ultravioleta, los experimentadores pudieron observar que las huellas de la pintura brillante se habían extendido entre los participantes, en la mesa y en otros lugares.

Después de que la persona “infectada” tocó varios artículos, incluida una tapa que cubre un recipiente de comida caliente, unas pinzas y el mango de una jarra de bebidas, el “virus” fue transferido por otros participantes a una amplia gama de artículos, incluidos cubiertos, vajilla, cristalería, ropa y teléfonos móviles. Varios participantes tenían pintura en sus manos y tres tenían pintura en sus caras.

En una versión alternativa del experimento, los científicos establecieron el buffet tomando medidas para proteger contra la infección. Se separaron los platos, se cambiaron las pinzas con frecuencia y se alentó a los comensales a lavarse las manos antes, durante y después de la comida. En ese escenario, la pintura se extendió un 97 por ciento menos que en el primer experimento y no terminó en ninguna de las caras de los otros participantes. 

Con información de Forbes.