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SEATTLE — Cualquier día antes de la pandemia de COVID-19, Mary’s Place en Seattle tenía más familias llamando para pedir refugio que camas disponibles.

Eso cambió después de que ocurrió el brote y entraron en vigor las moratorias de desalojo estatales y locales para ayudar a las personas que pasaban apuror financieros. Este verano, Mary’s Place tenía espacio para cualquier familia sin hogar que buscara ayuda; a pesar de que perdió casi una cuarta parte de sus 675 camas después de cerrar los refugios donde la gente no podía mantener su distancia.

“Pudieron quedarse en sus casas … o estaban encontrando otras soluciones”, dijo James Flynn, director de programa de Mary’s Place. “También, entre algunas personas, (hay) dudas de entrar en un espacio comunitario”.

Pero ahora, a medida que el clima se enfría y la gente se queda sin opciones, Mary’s Place está superando una vez más su capacidad, señaló Flynn.

Con el invierno en camino, Flynn y otros proveedores de refugio esperan que más personas que pudieran arreglárselas viviendo en el exterior en verano busquen refugio. Es más, el dinero federal que ha ayudado a pagar el traslado de cientas de personas de refugios abarrotados a habitaciones de hotel se agotará en diciembre.

Eso ha dejado a los defensores de los desamparados y a los proveedores de servicios preocupados por la falta de espacio para alojar a los que necesitan estar en interiores.

“Es muy difícil planificar para una crisis que se ve en los próximos meses porque todavía estamos lidiando con la crisis en la que estamos”, comentó Dan Wise, director de servicios para los desamparados de Catholic Community Services Western Washington. “Pero me preocupa que la gente que tiene necesidades de salud conductual muy altas no tenga una forma de evitar severo clima”.

El Condado de King y sus ciudades suburbanas están discutiendo la apertura de refugios para climas fríos como lo han hecho en años anteriores, pero el coronavirus (que se propaga más fácilmente en espacios interiores llenos de gente) complica el esfuerzo. Cinco casos de COVID-19 surgieron en un refugio temporal que el condado abrió en Sodo el mes pasado para proteger a las personas que en el exterior del denso humo de los incendios forestales.

En un año típico, las iglesias abrirían refugios para aquellos que necesitan escapar del frío. Pero muchas iglesias son más antiguas y no están bien ventiladas para proteger del virus.

Burien ha abierto durante los dos últimos años la Highline United Methodist Church durante la temporada de frío, pero es probable que eso no suceda este año porque el edificio no tiene un sistema de ventilación moderno, comentó la reverenda Jenny Partch, pastora de la iglesia.

Los líderes de Burien, junto con ciudades de todo el condado, están discutiendo opciones con los funcionarios del Condado de King, pero “aún no hay resultados”, dijo Colleen Brandt-Schuler, gerente de Servicios Humanos de Burien.

“Tendremos personas que, si se quedan en las calles, pondrán en riesgo su vida, y si se refugian en interiores, pudieran contraer COVID-19. La verdadera pregunta es: ¿cuál es la prioridad?”, dijo Sarah Bridgeford, gerente de Servicios Comunitarios de Federal Way.

“Puedes tener graves consecuencias con ambas opciones, y creo que la mayoría de nosotros (de las ciudades suburbanas) en este momento estamos apoyando el refugio para climas severos, sea lo que sea, sabiendo que conllevará algún riesgo”, dijo Bridgeford.

El ejecutivo del Condado de King Dow Constantine ha propuesto un nuevo impuesto sobre las ventas del 0.1 por ciento en todo el condado para comprar hoteles y otras instalaciones para albergar a dos mil personas crónicamente sin hogar. Pero la vivienda no estaría disponible hasta el año que viene, y varias ciudades suburbanas ya han votado para mantener el dinero recaudado en sus ciudades para financiar sus propios proyectos de vivienda asequible.

El condado también planea ofrecer unos 4 millones de dólares a organizaciones sin fines de lucro para hacer más seguros los refugios existentes fuera de la ciudad de Seattle haciendo cosas como añadir divisores en interiores en las áreas de dormitorios congregados.

Refugios como el William Booth Center del Salvation Army, que se centra en los veteranos militares sin hogar, ha reducido el número de camas de 190 a unas 90, dijo Gina Sullivan, directora del refugio.

También han permitido a los huéspedes modificar sus espacios para dormir.

“Estamos permitiendo que la gente haga lo que llamamos levantar tiendas, o poner sábanas alrededor”, dijo Sullivan. “Eso es algo que en tiempos normales no permitimos porque necesitamos ver si la gente está en sus camas”.

Catholic Community Services normalmente operan tres refugios rotativos en las iglesias del Condado de South King durante el invierno. Esos espacios no abrirán este año y en su lugar la organización sin fines de lucro ha comprado habitaciones de hotel usando dinero del condado.

Pero a Wise le preocupa que a los enfermos mentales y personas con dificultades que están en el exterior ahora no les vaya bien en una habitación de hotel.

“¿Cómo trabajamos con gente que solo acude al refugio como una cuestión de supervivencia, que normalmente no lo haría?”, preguntó Wise. “No sé si tenemos la capacidad de financiación para llevar a todo el mundo a un hotel durante la temporada del clima severo y no sé si tenemos capacidad de personal”.

El plan de presupuesto del condado para 2021 de Constantine, anunciado el mes pasado, usaría dinero federal para mantener las habitaciones de hotel del condado disponibles hasta el final del año y luego recurriría a las reservas de presupuesto del condado para financiar las habitaciones hasta marzo. El condado espera que el gobierno federal proporcione más ayuda a los gobiernos locales para ayudar a cubrir estos costos, dijo Leo Flor, director del Departamento de Servicios Comunitarios y Humanos del condado.

Romona, de 52 años, que pidió que no se utilizara su apellido porque no quiere que sus compañeros de trabajo en Safeway sepan que no tiene hogar, comenzó a alojarse en el refugio de Federal Way de Catholic Community Services en la Good Shepherd Episcopal Church en noviembre pasado. Cuando la pandemia golpeó, dejó de ir a trabajar porque su asma la pone en riesgo de serias complicaciones por el virus respiratorio.

Entonces, Catholic Community Services los trasladó a ella y a docenas de otras personas de los refugios de Kent y Renton a un Quality Inn en SeaTac. Cuando se alojaba en el refugio, iba a una piscina comunitaria para ducharse en los días laborales. Ahora, en su propia habitación, puede ducharse todos los días.

“Me siento segura en esa habitación”, comentó Romona. “Puedo encerrarme en las noches en esa habitación y sé que nadie va a tocarme, molestarme, o matarme”.

Aunque Romona ha encontrado una sensación de seguridad y estabilidad en el hotel, no cree que vaya a durar.

“Quiero lo que tengo aquí, pero quiero saber que no lo voy a perder”, comentó. “Estoy esperando el día en que digan OK, es hora de que te vayas”.

– Este texto fue traducido por Kreativa Inc.