En un encuentro cara a cara entre dos rivales se espera que uno salga derribado y el otro victorioso. Lo que no es tan común es que ninguno de los dos destaque como ganador entre tanto ruido, como pasó en el primer debate presidencial.
Este encuentro entre el presidente, Donald Trump, y el candidato demócrata, Joe Biden, fue uno de los más conflictivos y caóticos de las últimas décadas, donde el decoro usual se desechó a un lado. Algunos que comentaban en redes, desesperados por el desorden, no resistieron más allá de media hora y lo apagaron.
✔️ El caos
Para los votantes indecisos, la noche no aportó mucho, pues ambos candidatos y el moderador, Chris Wallace, hablaban al tiempo y se entendía poco. Hubo quienes culparon a Wallace por el desorden.
Esta fue la estrategia del presidente Trump: tratar de pasar encima de Biden como un bulldozer y dominar la conversación.
Esto ponía a Biden en una situación imposible, una en la que todas las partes perdían, candidatos, moderador y audiencia: si Biden actuaba calmado y no interrumpía de vuelta, no podía comunicar sus puntos, y podía parecer como de “baja energía” y “dormilón”, como lo pinta Trump con apodos.
Pero si le respondía con la misma agresividad, corría el riesgo de empeorar una situación ya de por sí insoportable y añadir al caos. Al final, ninguno ganó, y quizá quienes más perdieron fueron los votantes.
✔️ El coronavirus
Estas son unas elecciones de pandemia, y por ello, una cifra récord ha votado ya por correo y planea votar por anticipado. Por eso, la gestión del presidente Trump y lo que promete Biden de ser elegido es un tema crucial.
En esto el encuentro fue de polos opuestos: Biden decía que gracias a Trump han muerto los más de 200,000 estadounidenses, y Trump decía que Biden quiere cerrar por completo el país (lo cual no es cierto: una cuarentena nacional no parte de sus propuestas ni de su plan para manejar la pandemia, según su plataforma en su página web).
Trump además ha dicho que ha hecho “un trabajo fantástico”, en el día en que el país superó el millón de contagiados.
Biden dice que Trump no tiene un plan para superar la pandemia, más allá de querer reabrir las economías locales “demasiado rápido” poniendo en riesgo nuevos brotes, pero esa afirmación es falsa. También apuntó que de hecho los demócratas en el Congreso están tratando de llegar a un consenso para brindarle ayuda financiera a los ciudadanos, que han sufrido esta pandemia no solo en salud, sino también económicamente.
✔️ ¿Quién es el incumbente?
Aunque el presidente en funciones es Trump, es como si también fuera Biden: Trump le reclama sus 47 años de carrera política como parte de una estrategia que le funcionó hace cuatro años, en la carrera presidencial de 2016. En ese entonces se pintó como un outsider, alguien afuera del establishment que venía a cambiar la manera de hacer política.
Este año no es claro si le servirá, pues es Trump quien es presidente y quien está a cargo de solucionar las diferentes crisis que atraviesa el país, ya sea el COVID-19 o las protestas masivas del racismo.
✔️ Trump no rechaza la supremacía blanca
El moderador Chris Wallace le preguntó al presidente si iba a condenar a los grupos de extrema derecha y milicias organizadas que lo apoyan y que han hecho llamados a alzarse en armas si Trump pierde la elección.
Trump dio vueltas al asunto, llamó por nombre a uno de estos grupos que se ha activado en los últimos meses, los Proud Boys, y les dijo “manténganse atrás y alertas”, lo que ellos, en redes, han celebrado.
Los Proud Boys, una organización autodenominada “chovinista occidental”, es considerada un grupo de odio violento, nacionalista, islamófobo, transfóbico y misógino, según la Liga Anti-Difamación, una organización sin fines de lucro que rastrea a los grupos extremistas.
Fuente: Telemundo.